Víctimas de una política de Estado
Responsabilidades. Fujimorismo trata de culpar a médicos. Testimonios lo desmienten. El tema de las esterilizaciones forzosas aparece en la campaña electoral luego de que la candidata de Fuerza 2011 negara que estos se hayan producido durante el gobierno de su padre Alberto Fujimori, tal como lo denunciaran las víctimas, y además declarara que el caso estaba cerrado.
Indignados, quienes sufrieron esa terrible política de planificación familiar pidieron la palabra y no tuvieron problemas en volver a relatar sus pesadillas con tal de que se haga justicia. La República acudió a dos pueblos de los Andes peruanos para recoger esos testimonios y, a través de ellos, recordar que aún no se ha sancionado a los responsables de tan nefasta práctica de planificación familiar aplicada en los sectores más desprotegidos de la sociedad peruana.
"El caso ya fue archivado”, dijo durante el debate del domingo 29 de mayo la candidata de Fuerza 2011, Keiko Fujimori. Según ella, no había nada más que investigar sobre las esterilizaciones a las que fueron sometidas 314 mil mujeres, en particular andinas, campesinas y analfabetas, y que fue archivado por la Fiscalía. Pretendía defender a los miembros de su equipo técnico, los ex ministros de Salud Alejandro Aguinaga y Marino Costa. Estos son los testimonios.
Demetria Molina Huillca, campesina de Anta, Cusco.
“Nunca más mi vida fue la misma”
A Demetria Molina Huillca le destrozaron la vida a los 25 años, tres días después de haber dado a luz a su cuarta hija. Fue un 20 de mayo, hace 14 años. Ese día una ambulancia la recogió y la enfermera les dijo a ella y a su esposo que era necesario que reciba tratamiento después del parto. Jamás imaginó que iba a ser esterilizada. “Me recogieron por la mañana y me llevaron hasta el hospital Izcuchaca, donde esperé varias horas para entrar en una camilla a un cuartito, sala de operaciones creo que se llamaba. La enfermera me decía que era por mi bien y que era por órdenes del Chino (Alberto) Fujimori. Me pusieron anestesia, y no recuerdo más”, cuenta. Tras la intervención, vivió tranquila un par de meses. El tercer mes llegó con náuseas, ardor de pie, dolores de vientre y cabeza. “Nunca más mi vida volvió a ser la misma. Fujimori me desgració la vida”,
concluyó.
Felipe Cusi Cóndor, campesina de Anta, Cusco
“Me dijeron que nos iban a dar ayuda y víveres toda la vida”
Felipa Cusi Cóndor es otra de las víctimas de la esterilización. No recuerda con precisión cuándo dejó de ser ‘mujer’. “Me llevaron con engaños. Me dijeron que nos iban a dar ayuda y víveres toda la vida y estudio para mis hijos. Pero cuando me botaron del hospital y me llevaron a mi casa no ha habido nada. Ya no era una mujer para mi esposo, porque no podía tener hijos”, explica Felipa. Recordar ese día le causa tanto dolor que no puede contener el llanto. Abandona la conversación por unos segundos para recuperar la calma. Hace el ademán que espanta a los cerdos que invaden su cocina. Se limpia las lágrimas y continúa: “Ahora niegan que nos desgraciaron y la hija de Fujimori quiere ser presidenta. Yo quisiera decirles a todos que no voten por esa hija (Keiko), porque se podría vengar de las mujeres que hemos denunciado por el daño que nos hicieron”.
Paola Huamán Mollohuanca, campesina de Anta, Cusco
“Por culpa de Fujimori, yo tengo miedo a morir”
Paola Huamán Mollohuanca es otra víctima de las esterilizaciones. Sus días las pasa esperando la muerte. “Ahora mi esposo se aburre de mí, está molesto. Yo no como, apenas tomo un mate (agua hervida) para todo el día. Pienso que voy a morirme pronto, para qué vivir así”, confiesa con resignación. A ella le preocupa más sus amigas, otras mujeres como ella. “Están cada vez más flacas como yo, ojalá no se enfermen como Sabina (Huillca Cóndor) por culpa de Fujimori. Yo tengo miedo a morir”, confiesa. Sabina es una hija de Huayllaccocha también esterilizada. Hace un mes fue trasladada a Lima para operarse de cáncer a los ovarios. Según cuenta Paola, todas las mujeres esterilizadas tienen miedo del retorno del fujimorismo al gobierno. “Es que en esos años nos engañaron y nos mataron sin misericordia. Creo que ahora nos harían peores cosas”.
Inma Sosa Quiñónez, pobladora de Huarmaca, Piura
“A mi esposo lo convencieron para que me ligaran”
Inma Sosa Quiñones, de 40 años de edad, fue una de las mujeres esterilizadas en el centro de salud de Huarmaca. Señaló que luego de que los médicos la operaron sufrió una fuerte infección de dos semanas, al margen de que casi pierde la vida. “A mi esposo lo convencieron para que me ligara, yo no quería hacerlo porque había perdido dos hijos y quería tener más. Los técnicos prácticamente obligaron a mi pareja para que me esterilizara, por lo que decidí hacerlo”, contó. La madre de familia dijo que ella no fue operada por los médicos de dicho centro de salud, sino por el personal técnico. “La herida se me infectó, me fui a la posta con mi esposo y los médicos no querían hacer nada, le dije a mi esposo que me sacara de ese lugar y los médicos no me querían dar de alta, incluso dijeron que si salía de allí, no era su responsabilidad”, reveló Sosa Quiñónez.
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“Teníamos que cumplir con nuestras funciones”
Walter Ortiz Farro.
El distrito de Huarmaca, provincia de Huancabamba del departamento de Piura, sigue aún en extrema pobreza y fue una de las ciudades –en el gobierno fujimorista– donde mayormente las mujeres fueron esterilizadas con engaños por el personal técnico en enfermería.
Alcides Obesio Lázaro, jefe del centro salud de Huarmaca I, reveló ser uno de los tres médicos que se encargaron de esterilizar a más de 300 mujeres de los de 183 caseríos que cuenta dicho distrito. Las intervenciones quirúrgicas se realizaron a fines de 1996 y culminaron en 1997.
El médico confirmó que cada trabajador de la posta médica tenía que “convencer” a su población para que las mujeres puedan ser ligadas y no engendrar más hijos. “Si la mujer tenía muchos hijos había un método quirúrgico que era permanente y podían acceder a ello. Lamentablemente el nivel cultural era bajo y las mujeres no sabían en realidad lo que les estaban haciendo”, agregó.
Indicó que los técnicos en enfermería eran contratados y estaban subyugados a estar en una evaluación permanente, alegando que si estaban capacitados a captar a las mujeres no los despedían de sus centros de labores. “Tomaban represalias con ellos, se iban a evaluación cada seis meses, los técnicos se desesperaban por captar un mayor número de mujeres porque recibían incentivos”, anotó.
Agregó que era difícil evaluar si el paciente había entendido perfectamente de lo que le iban a practicar quirúrgicamente, y también que los técnicos no les informaban completamente de lo que se trataba.
“El gobierno cometió un error al lanzar ese programa, nosotros teníamos que cumplir con nuestras funciones porque la orden venía del Programa Salud Básica Para Todos”, detalló.
"Se formó un grupo élite con 25 técnicos que captaban gente. Había mujeres que eran llevadas a ser operadas a Piura. Las historias se las llevaron a la misma ciudad y ahora no sabemos si en realidad existen”. Alcides Obesio L. Jefe del Centro de Salud huarmaca I